En el entorno de la televisión argentina, la dupla formada por Susana Giménez y Antonio Gasalla se convirtió en un fenómeno. Sus personajes, especialmente la inolvidable Mamá Cora, crearon momentos memorables que aún se recuerdan con cariño y nostalgia. Uno de los episodios más comentados fue cuando Mamá Cora, en un gesto espontáneo y lleno de humor, le quitó la peluca a Susana en pleno programa.
La noche del 1998, en el inicio de una nueva temporada del programa de Susana, Antonio Gasalla, en su papel de Mamá Cora, irrumpió en el escenario para dar inicio a una charla cómplice y divertida que se extendería por casi dos décadas.
Mamá Cora, con su característico pelo canoso despeinado, mañanita, enagua a la vista, zapatos gastados y la bolsa de los mandados, se convirtió en un personaje querible e impune, un reflejo de la abuela argentina que todos conocemos. Su presencia en el programa de Susana era sinónimo de humor, picardía y un toque de crítica social.
La charla entre la diva y el cómico se centraba en la vida personal de Susana, su reciente divorcio de Huberto Roviralta y su nuevo romance con Jorge "Corcho" Rodríguez. La Abuela, con su ingenio y su peculiar manera de hablar, se adueñaba de la conversación y hacía que Susana se sintiera cómoda y relajada, lo que le permitía hablar con franqueza y humor sobre sus experiencias.
En un momento del programa, mientras la Abuela y Susana conversaban sobre los detalles del divorcio, Gasalla, en un gesto espontáneo y lleno de complicidad, le quitó la peluca a Susana. La diva, sorprendida y divertida, no pudo evitar reírse, mientras el público aplaudía y ovacionaba al cómico.
Este gesto, aparentemente simple, se convirtió en un momento icónico que marcó la relación entre la diva y el cómico. El público, acostumbrado a la irreverencia y el humor de Gasalla, no tardó en convertir este momento en un clásico de la televisión argentina.
Más allá del humor, este episodio representa la complicidad y la confianza que existía entre Susana y Antonio. Ambos se conocían a la perfección y sabían que podían jugar con los límites del humor sin temor a incomodar al otro. Era una relación construida sobre la base del respeto, la admiración y, sobre todo, el humor.
La dupla Susana-Gasalla nos dejó un legado de momentos inolvidables, llenos de humor y picardía. La historia de Mamá Cora quitándole la peluca a Susana es solo un ejemplo de la magia que se producía cuando estos dos talentos se unían en el escenario. Un momento que sigue vigente en la memoria de los televidentes argentinos, un recuerdo de una época dorada de la televisión.
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