Carlos Colorado Vera (Sánchez Magallanes, Tabasco, 7 de enero de 1934 - Cuautitlán Izcalli, Estado de México, 25 de abril de 1986) fue un músico y compositor mexicano, reconocido por su talento como trompetista y por ser el fundador de la icónica agrupación musical La Sonora Santanera. Su vida, llena de música, pasión y un legado que perdura hasta el día de hoy, nos permite adentrarnos en la historia de uno de los personajes más importantes de la música mexicana.
Primeros Años y Pasión por la Música
Nacido en una familia de clase media, la vida de Colorado tomó un giro inesperado tras la muerte de su padre cuando era niño. A pesar de las dificultades económicas que enfrentaron, su pasión por la música nunca se apagó. Inspirado por su abuelo materno y por la música de La Sonora Matancera, un grupo cubano, Colorado se dedicó a la música desde temprana edad. En su natal Tabasco, formó su primer conjunto musical llamado «Son juvenil».
En la década de los cincuenta, junto a su madre y hermanos, se trasladó a la Ciudad de México, donde continuó su formación musical. Estudió trompeta clásica en la escuela de Bellas Artes, donde conoció a figuras clave que marcarían su destino: José Muñoz, Ernesto Domínguez y David Quiroz. Fue Quiroz quien le propuso formar su propio conjunto musical, y así, en mayo de 1955, nació «La Tropical Santanera».
La Sonora Santanera: Un Legado Inolvidable
La agrupación, conformada por jóvenes talentos de la colonia Valle Gómez, rápidamente ganó popularidad. En 1959, el actor y comediante Jesús Martínez «Palillo» les sugirió un cambio de nombre, y así, nació «La Sonora Santanera», un nombre que resonaría por generaciones.
Con un tema del compositor yucateco Carlos Lico, «La boa», la Sonora Santanera logró su primer gran éxito. La interpretación de la agrupación, con los notables arreglos de Colorado y las voces inconfundibles de Andrés Terrones, Juan Bustos y Silvestre Mercado, le otorgaron una personalidad única.
Temas como «Y me quedé sin ti», «Lo siento por ti», «El botones», «Sombrita de cocales», «Amor de cabaret», «Ya te conocí», y «Mi razón» se convirtieron en himnos de la música mexicana, cautivando al público con su ritmo contagioso y su mensaje emotivo.
En 1961, Sonia López, una joven estudiante, se unió a la Sonora Santanera, aportando su talento vocal. Colorado, reconocido por su ojo crítico, la invitó a formar parte de la agrupación. Sin embargo, López decidió seguir una carrera como solista.
La Familia y el Éxito
En esa época, Colorado contrajo matrimonio con Yolanda Almazán Ortiz, con quien tuvo dos hijos: Carlos y Norma. El nacimiento de su primer hijo inspiró la composición de «Latosito», mientras que a su hija le dedicó la canción «Musita». La música de Colorado no solo se limitaba a su pasión, sino que también reflejaba su amor por su familia.
El gran éxito de la Sonora Santanera le permitió a Colorado participar en algunas películas de la época, como «La edad de la violencia» (1964), «Bellas de noche» (1975), «Las ficheras» (1977), y «Mojado de nacimiento» (1981).
Dolor y Muerte Inesperada
En 1985, Colorado sufrió una pérdida irreparable: su hijo falleció en un accidente automovilístico. Este duro golpe lo marcó profundamente, al grado de que comenzó a experimentar sueños premonitorios sobre su propia muerte.
El 25 de abril de 1986, mientras la Sonora Santanera se dirigía a la Feria de San Marcos en Aguascalientes, el autobús en el que viajaban sufrió un accidente fatal. Colorado recibió un fuerte golpe en la sien y murió a causa de un traumatismo craneoencefálico.
Un Legado que Perdura
La muerte de Colorado dejó un vacío irreparable en la música mexicana. Su legado como trompetista, compositor y fundador de la Sonora Santanera, una de las agrupaciones más importantes de la historia musical del país, sigue inspirando a nuevas generaciones de músicos.
En 2024, La Sonora Santanera fue declarada «patrimonio cultural vivo de la ciudad» por el Jefe de Gobierno de Ciudad de México, Marti Batres, en reconocimiento a su trayectoria musical de 70 años.
Carlos Colorado Vera, el trompetista pelirrojo, dejó una huella imborrable en la música mexicana. Su pasión, su talento y su legado musical perdurarán por siempre, recordándonos la magia que puede crear un músico con su corazón y su alma.
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