Estar en un espacio ordenado, con simetría y despejado, nos hace sentir más a gusto, disminuyendo nuestro estrés y permitiéndonos una mejor concentración, e incluso en algunos casos, paz y estabilidad mental. A todo el entorno le gusta sentirse rodeado de orden, sin embargo, ser ordenado no es una cualidad tan común en las personas. Si a todo el entorno le gusta estar en espacios ordenados, ¿por qué hay tanta gente desordenada?
La respuesta a esta pregunta reside en un fenómeno complejo. El desorden, a menudo, es un síntoma de una conducta aprendida. Cuando no dedicamos tiempo a ordenar, perdemos menos tiempo y nos lleva menos esfuerzo. Una persona que da valor a ese tiempo y no quiere esforzarse para tenerlo todo en su sitio, será más desordenada. Estas personas apuestan por un mal hábito en vez de esforzarse por falta de un resultado a corto plazo. Aunque el rasgo de personalidad principal suele ser la vagancia, lo cierto es que a menudo puede significar que le damos prioridad a otras tareas antes que a la organización.
No solo la vagancia puede estar detrás del desorden. Muchas personas desordenadas adoptan este mal hábito por ser poco perfeccionistas, aunque esto varía en función del ámbito. No tienen por qué ser poco perfeccionistas en todo, pero sí lo son en lo que refiere al orden.
En el peor de los casos, la causa de ser desordenado es síntoma de que algo no va bien anímicamente. Muchas personas descuidan cosas como su aspecto, la limpieza o el orden cuando están tristes, tanto es así que desde la psicología se vincula a menudo el desorden con el desarrollo de un trastorno depresivo.
¿Cómo puedes aprender a ser ordenado?
Dedicar un rato cada día a ordenar es importante para aprender este buen hábito. Existen algunos trucos para conseguirlo:
- Guarda cada cosa en su sitio.
- Deshazte de todo lo que no necesites.
- Limita los elementos únicamente decorativos.
- No dejes la limpieza para otro momento.
- Haz la cama cuando te levantes.
Estas son algunas de las tareas básicas diarias para aprender a ser ordenado.
Qué dice la psicología del desorden
Encontrar la descripción perfecta para el desorden es algo complejo; sin embargo, puede ser definido como el estado de confusión o alteración de algo, ya sea en espacios públicos, en hogares o en el propio aspecto. Todos hemos estado relacionados con el concepto y lo conocemos muy bien, ya sea que se viva con alguien desordenado o que uno mismo lo sea, pero en cualquier caso el desorden tiene un importante mensaje de fondo que debes conocer.
Algunos expertos afirman que cuando una persona comienza a ser desordenada se debe a diversos factores como el estrés, la falta de costumbre al asumir ciertas tareas domésticas, por apatía, problemas de comunicación o incluso depresión.
¿De dónde viene el desorden en el hogar?
El desorden en los hogares generalmente aparece cuando no existe un espacio designado para cada objeto, y por lo tanto encontramos muchos de ellos "fuera de lugar", dando una sensación de caos. La mayoría de las veces, el desorden va de la mano con el acumulamiento, ya que muchas personas acostumbran a guardar objetos con un gran peso emocional, y la excesiva acumulación de éstos termina por quitar energía y entorpecer la eficiencia de las rutinas.
El desorden en el hogar también está relacionado con sensaciones negativas como la falta de enfoque, estrés, confusión, inestabilidad, entre otros sentimientos provocados por la incertidumbre en cuanto a metas personales, identidad o expectativas auto impuestas. Es vital mantener en mente propósitos a corto plazo que ayuden a retomar sentimientos positivos y el orden en la vida diaria.
¿Cómo afecta el desorden del hogar en nuestra vida?
Por lo general, habitar un espacio desordenado genera malos hábitos en las personas, quienes en un principio no los tenían pero que eventualmente adoptaron dichas prácticas. Esto es un problema que crece como una bola de nieve y que es importante saber detectar para conseguir un hogar agradable y acogedor.
Para algunas personas puede ser difícil identificar los espacios adecuados para guardar cada cosa, y es común observar objetos repartidos a lo largo de sus recámaras, oficinas o estudios, lo que genera espacios poco funcionales. Para evitar esto es recomendable destinar muebles que ayuden a la organización al tiempo que se añade un punto de decoración a gusto personal.
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