Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, figura legendaria de la historia militar española, fue un hombre de armas y un héroe de guerra. Su nombre está ligado a innumerables victorias y a la forja del poderío español en el siglo XVI. Pero uno de los mayores misterios que rodean su legado gira en torno a sus espadas, en particular, la espada de gala que le regaló el papa Alejandro VI y la espada de combate que lo acompañó en innumerables batallas.
Las versiones populares apuntan a que las espadas del Gran Capitán fueron robadas por el general francés Horace Sebastiani en 1812, durante la Guerra de la Independencia. Se dice que profanó la tumba del Gran Capitán en la iglesia de San Jerónimo de Granada, se llevó su cabeza y, entre sus despojos, también las espadas. Sin embargo, la realidad es más compleja y ofrece un panorama de intrigas, intrigas familiares y un sinfín de enigmas que aún hoy no se han resuelto completamente.
La espada de gala: un enigma sin resolver
La espada de gala, un objeto de gran valor histórico y artístico, fue un regalo del papa Alejandro VI a Gonzalo Fernández de Córdoba en 1503 como reconocimiento por su defensa del Cristianismo. Esta espada, adornada con escenas de batallas clásicas y el escudo del Gran Capitán, se mantuvo en la iglesia de San Jerónimo de Granada desde 1552 hasta el siglo XVII, momento en que fue retirada por los descendientes del Gran Capitán.
El destino de esta espada es incierto. Se ha especulado que fue a parar a la Real Armería de Madrid, donde se conserva una espada de gala atribuida al Gran Capitán. Esta espada es utilizada en la ceremonia de nombramiento del Príncipe de Asturias, lo que le otorga un significado histórico y simbólico excepcional. Sin embargo, existen varias teorías que ponen en duda su autenticidad.
Otra posibilidad es que la espada esté en manos de un descendiente del Gran Capitán en México. Gonzalo Barón y Gavito, actual XXI Duque de Sessa, es un posible poseedor de esta espada. La conexión con México se basa en que la antigua condesa de Sessa, viuda del VIII Duque, viajó a Nueva España (México) entre 1696 y 170¿Podría haberse llevado consigo la espada desaparecida en 1671? Esta duda permanece sin respuesta.
Finalmente, el Museo del Ejército en Toledo alberga dos réplicas de la espada de gala del Gran Capitán. Estas réplicas fueron realizadas a finales del siglo XIX o principios del XX, por lo que se descarta su autenticidad.
La espada de combate: un viaje a través de los siglos
La espada de combate del Gran Capitán, la que usó en el campo de batalla, tuvo un destino diferente. Se sabe que fue retirada de la iglesia de San Jerónimo antes de 1671 por uno de los descendientes del Gran Capitán. En el testamento del Marqués de Algarinejo, otorgado en 1709, se menciona una “Espada ancha con empuñadura de marfil” que se encontraba en la casa de su familia. Esta espada, que conserva la funda y los correajes originales, está en posesión de los descendientes del Gran Capitán, quienes la custodian como un tesoro familiar.
Es importante mencionar que existen otras posibles versiones sobre el destino de la espada de combate. Se ha especulado que fue donada a la Catedral de Santiago, y que se utilizó para fabricar la lámpara que se encuentra en el camarín del Santo. Sin embargo, esta versión no está confirmada.
El enigma de la cripta de San Jerónimo: ¿dónde descansan los restos del Gran Capitán?
La búsqueda de la espada del Gran Capitán se entrelaza con un misterio aún más profundo: el destino de sus restos mortales. El Gran Capitán fue enterrado en la iglesia de San Jerónimo de Granada en 1552, pero su tumba fue profanada por los franceses durante la Guerra de la Independencia. El general Sebastiani se llevó la cabeza del Gran Capitán y, según algunos relatos, la espada que creyó auténtica.
Los huesos del Gran Capitán fueron revueltos y esparcidos. Tras un viaje tortuoso que los llevó a Granada y Madrid, finalmente fueron depositados en una caja metálica en la cripta de San Jerónimo en 187Sin embargo, nunca se ha realizado un estudio de ADN que confirme la autenticidad de los restos.
El destino de las espadas y los restos del Gran Capitán sigue siendo un enigma. A pesar de las investigaciones y las especulaciones, la verdad completa aún no ha salido a la luz. El misterio persiste, recordándonos la complejidad de la historia y la fragilidad de los tesoros que atesoramos.
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