Tipos de meniscos: anatomía, lesiones y tratamiento

Valoración: 4.59 (109 votos)

Las meniscopatías, o lesiones del menisco, son una de las dolencias más comunes de la rodilla, especialmente en deportistas que practican deportes como fútbol, baloncesto, esquí o rugby, así como en personas que realizan actividades laborales o cotidianas que requieren un esfuerzo considerable de la articulación. Pero no todas las lesiones del menisco son iguales. Podemos lesionarnos el menisco interno o externo y hacerlo en distintos grados.

En este artículo, exploraremos en detalle los distintos tipos de lesiones meniscales, sus síntomas, las causas que las originan y el tratamiento a seguir en cada caso.

Tabla de Temas

¿Qué es el menisco?

Antes de comprender las lesiones del menisco, es fundamental definir qué es. El menisco es un fibrocartílago en forma de C o semilunar que se ubica entre el fémur y la tibia. Tenemos dos meniscos:

  • Menisco medial o interno: situado en la parte interna de la rodilla.
  • Menisco lateral o externo: ubicado en la zona externa de la rodilla.

Ambos meniscos están compuestos por un tejido resistente y flexible que actúa como un amortiguador entre los extremos de los huesos de la rodilla. Su función es crucial para:

  • Amortiguar los impactos: protegiendo la articulación de las fuerzas de compresión.
  • Distribuir el peso: asegurando una distribución uniforme de la carga sobre el cartílago.
  • Estabilizar la articulación: contribuyendo a la estabilidad general de la rodilla.

Prevalencia en la población

Las meniscopatías son una condición con una prevalencia considerable en la población, especialmente en adultos y hombres. En concreto, entre el 70% y el 80% de estas lesiones afectan a los hombres, principalmente entre los 20 y 30 años, mientras que la incidencia en mujeres es menor y las lesiones suelen ocurrir a una edad más temprana, entre los 10 y 20 años. Sin embargo, las meniscopatías también pueden presentarse en edades más avanzadas (40-45 años y más de 60 años) debido al desgaste por el ejercicio físico y la edad.

Es importante destacar que, en algunos casos, las lesiones meniscales producen síntomas, mientras que en otros son asintomáticas y el paciente no es consciente de la lesión. De hecho, alrededor de los 60 años, el 60% de la población adulta masculina presenta lesiones meniscales de algún tipo sin experimentar ningún síntoma.

Síntomas de un menisco roto

Cuando un paciente presenta síntomas de una lesión del menisco, estos pueden incluir:

cuantos tipos de meniscos se presentan en un capilar - Qué es el menisco en un equipo volumétrico

  • Dolor en el menisco: puede ser difuso o localizado, y se puede experimentar en reposo o en movimiento (al caminar, subir o bajar escaleras).
  • Hinchazón o derrame articular: acumulación de líquido en la articulación de la rodilla.
  • Sensación de chasquido o crepitación en la rodilla: ruidos al mover la rodilla.
  • Incapacidad para flexionar y extender la rodilla: dificultad para doblar o estirar la pierna.
  • Sensación de bloqueo: especialmente en las lesiones de la parte posterior del menisco, la rodilla puede quedar bloqueada en una posición determinada.
  • Dificultad para ponerse en cuclillas: al intentar agacharse, se puede sentir dolor o dificultad.

Causas de las meniscopatías

Las causas de las lesiones del menisco se dividen en dos categorías principales:

Causas traumáticas

  • Golpe en la rodilla: un impacto directo en la rodilla puede causar una lesión del menisco.
  • Sobrecarga excesiva: realizar movimientos repetitivos o someter la rodilla a un esfuerzo excesivo también puede causar lesiones.
  • Giro o rotación brusca: movimientos repentinos con el pie apoyado en el suelo, como al girar o cambiar de dirección, pueden lesionar el menisco.
  • Levantarse tras ponerse en cuclillas: realizar este movimiento de forma brusca puede provocar una lesión del menisco.

Este tipo de lesiones son frecuentes en personas jóvenes y en deportistas que practican deportes de contacto (rugby, fútbol, baloncesto) o actividades que implican correr, saltar, cambios de dirección y caídas con giro o inestables.

Causas degenerativas

  • Desgaste por el paso del tiempo: con la edad, el menisco pierde sus propiedades viscoelásticas y la capacidad para amortiguar y absorber las cargas, lo que lo vuelve más frágil y propenso a romperse.
  • Artrosis: la presencia de artrosis puede aumentar el riesgo de lesiones del menisco.
  • Mala biomecánica: una postura o forma de caminar incorrecta puede generar una sobrecarga en la rodilla y aumentar la probabilidad de lesiones del menisco.

Las lesiones meniscales degenerativas son más frecuentes en la población adulta y de edad avanzada. En algunos casos, pueden estar asociadas a quistes de Baker (quistes de líquido sinovial).

Tipos de lesiones meniscales o meniscopatías

Las lesiones meniscales se pueden clasificar según su morfología, localización, extensión y origen. Por un lado, podemos hablar de lesiones del menisco interno o medial y, por otro, del menisco externo o lateral. Además, existen tres grados de meniscopatías (1, 2 y 3), según la gravedad de la lesión.

Rotura o desgarro del menisco interno

También conocida como meniscopatía interna o medial, es la lesión más común. Se produce en la parte interna de la rodilla, generalmente como resultado de un giro brusco con el pie apoyado en el suelo. Los pacientes con una rotura del menisco interno pueden experimentar algunos o todos los síntomas mencionados anteriormente, pero con frecuencia sentirán dolor al realizar el movimiento de girar la rodilla hacia afuera (rotación externa).

Rotura o desgarro del menisco externo

Las meniscopatías externas afectan el menisco externo o lateral y son menos frecuentes que las lesiones del menisco interno. Los pacientes con este tipo de lesión suelen experimentar los mismos síntomas que en el caso anterior y dolor al girar la rodilla hacia adentro (rotación interna).

Otras lesiones meniscales

  • Menisco discoide: una anomalía en la que el fibrocartílago presenta un tamaño mayor al normal. Habitualmente afecta al menisco externo.
  • Quistes meniscales: quistes de líquido sinovial que pueden estar asociados a una fisura en el menisco.

Diagnóstico

Para diagnosticar una meniscopatía, el médico se basará en la historia clínica del paciente, la descripción de los síntomas y una exploración física de la rodilla. Esta exploración incluye la realización de distintas maniobras, como la prueba de Steinmann/Steinmann II, la prueba de McMurray y la prueba de Appley. Sin embargo, dado que otras patologías de rodilla pueden causar síntomas similares (lesiones de la rótula y otras estructuras de la articulación), en ocasiones se necesitan pruebas complementarias, como radiografías o resonancias magnéticas, para confirmar el diagnóstico.

Tratamiento

El tratamiento de una meniscopatía variará en función de la edad del paciente, el grado de la lesión y su impacto en la calidad de vida. Se pueden distinguir dos enfoques principales:

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador tiene como objetivo aliviar el dolor y la inflamación. Se recomienda aplicar frío local, utilizar una rodillera de compresión para sujetar y estabilizar la articulación, seguir una pauta antiinflamatoria (bajo prescripción médica) y evitar movimientos que fuercen la rodilla, como giros y ponerse en cuclillas. También se recomienda una actividad física de intensidad suave-moderada y de tonificación para mantener el tono muscular y favorecer la recuperación. Los ejercicios para fortalecer y estirar la rodilla, bajo la supervisión de un fisioterapeuta, son esenciales para prevenir la retracción muscular y mejorar la movilidad.

Tratamiento quirúrgico

Si el tratamiento conservador no consigue mejorar la lesión del menisco y el paciente se encuentra seriamente limitado en su vida diaria, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. Las opciones quirúrgicas más comunes son:

  • Artrocentesis: punción para extraer el exceso de líquido sinovial.
  • Artroscopia: procedimiento quirúrgico que consiste en introducir una cámara a través de una incisión pequeña para visualizar el interior de la rodilla. La artroscopia permite realizar una menisectomía, en la que se recorta el tejido del menisco dañado, o una sutura de menisco, en la que se cosen los fragmentos rotos.

El tiempo de recuperación tras una operación de menisco varía según el tipo de cirugía realizada. Después de una menisectomía, el paciente puede apoyar la pierna desde el primer día y la recuperación es relativamente rápida. En cambio, una sutura meniscal requiere un tiempo de recuperación más prolongado (aproximadamente tres meses), ya que implica inmovilización y carga parcial durante las primeras semanas.

En este artículo, hemos explorado los diferentes tipos de meniscopatías, sus causas, síntomas y las opciones de tratamiento disponibles. Las lesiones del menisco interno son las más frecuentes, especialmente en personas jóvenes que practican ciertos deportes, aunque el menisco externo también puede sufrir lesiones. En ambos casos, el tratamiento inicial suele ser conservador, pero si no es efectivo, se debe considerar la posibilidad de una intervención quirúrgica.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a Tipos de meniscos: anatomía, lesiones y tratamiento puedes visitar la categoría Cuidado del cabello.

Subir

Utilizamos cookies propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarte contenidos y servicios personalizados a través del análisis de la navegación. Acéptalas o configura sus preferencias. Más información